jueves, 24 de junio de 2010

Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.

Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. Nació en Königsberg (Prusia Oriental; actualmente Kaliningrado, en Rusia), hijo y sobrino de abogados, aunque tras la separación de sus padres en 1778 se crió con la familia de su madre. Su tercer nombre era originalmente Wilhelm, pero más tarde adoptó el de Amadeus en honor del compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Hoffmann estudió Derecho en la Universidad de Königsberg pero sólo lo ejerció un corto período antes de dedicarse forzosamente a la pintura, la crítica musical y la composición debido a la derrota de Prusia por parte de Napoleón. En 1814 volvió a la administración civil prusiana en Berlín y ejerció exitosamente como juez hasta su muerte.

Hoffmann es mucho más conocido como escritor, siendo una figura de gran influencia en grandes escritores posteriores como Edgar Allan Poe y Théophile Gautier. Sus obras de ficción, de horror y de suspenso que combinan lo grotesco y lo sobrenatural con un poderoso realismo psicológico, se encuentran entre las mejores y más influyentes del movimiento romántico.
Siendo Hoffmann un magnífico músico, admirado por Beethoven y otros, sus creaciones literarias inspiraron muchas piezas musicales. Algunas de las más famosas son, indudablemente, los cuentos fantásticos en los que Jacques Offenbach basó su ópera Los cuentos de Hoffmann (1880), donde coloca a Hoffmann como el protagonista de las historias: „Der Sandmann“ («El hombre de arena»), «La noche de San Silvestre» (o de año viejo), «El puchero de oro», «Kleinzach» y «El violín de Cremona». Léo Delibes, el célebre compositor francés, también utilizó «El hombre de arena» para su ballet Copelia (1870).

Su personaje del kapellmeister Johannes Kreisler también inspiró la obra para piano Kreisleriana del compositor alemán Robert Schumann. Richard Wagner usó un tratamiento de Hoffmann en Los maestros cantores de Núremberg. Vincenzo Bellini usó «El dux y la dogaresa» para la ópera Marino Faliero, Gaetano Donizetti toma muchos rasgos de «Signore Formica» para su ópera bufa Don Pasquale, etc. Así mismo, Hoffmann se inspiró en la ópera Don Giovanni de su admirado Mozart para su complejo relato Don Juan. Hoffmann, siempre artista completísimo, imprime un horror deliciosamente elegante en obras magistrales como El magnetizador, El mayorazgo, Vampirismo, Los autómatas y otros.

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